Es un edificio ambiguo, arraigado en lo clásico, con su planteamiento geométrico y en la tradición moderna, con un desarrollo centrifugo hacia el exterior.
El diseño del orfanato es una síntesis de las ideas de Aldo van Eyck, realizada por patrones y formas, y por equilibrio de pabellones repetitivos formando un conjunto que parece una ciudadela o un laberinto en el cual se dan espacios interiores y exteriores interconectados entre sí, vinculando lo privado y lo colectivo. Todos los espacios están relacionados con un espacio prioritario dominante, que de manera heterodoxa no es un espacio ubicado en el centro, sino que se corresponde cada uno con el espacio exterior inmediato.
En este proyecto desarrolla la consideración o la implicación del individuo en el grupo, los espacios interior y exterior, y las áreas grandes y pequeñas.
Podría decirse que es la analogía o un vínculo entre la casa y la ciudad, donde hay un mundo pequeño dentro de un mundo grande.
La estructura por otro lado parte de la ordenación base del proyecto, regida por una modulación repetitiva, que permite resolver la estructura de manera repetitiva y sencilla. En la resolución estructural hay una reinterpretación clásica de las columnas y los arquitrabes. Por un lado las columnas son vistas de hormigón, y los arquitrabes son vigas de hormigón con una hendidura en el centro. La cubierta se hace con prefabricados convexos de hormigón con un lucernario circular.
