El nuevo ámbito en el que ha de desarrollarse el próximo ejercicio arquitectónico es en el de la fe, es por ello que nos alejamos de los formalismos y la ciencia, es un ámbito de creencia y religión.
Las ideologías de mundo actual no ve más allá de la materia, de lo técnicamente demostrable, y basa todas sus acciones en lo material, buscamos con desesperación bienes materiales, como el dinero, y con el tiempo se ha ido perdiendo la curiosidad por lo divino, lo que el hombre no ha resuelto todavía, la relación con Dios, nuestros orígenes y el porqué de la vida humana tal y como la conocemos.
Obviamos que el mayor regalo de Dios, y nuestro bien más valioso es el alma, despreciamos su cuidado como si de nada se tratase, y lo es todo, absolutamente todo. Nada material hay en este mundo que pueda superar su valor. Cuidamos nuestras ropas, nuestra comida, sin embargo no cuidamos nuestro espíritu, no nos alimentamos de energía.
La ciencia únicamente es una manera de contabilizar el mundo material, y no excluye la religión. El padre Manuel Carreira, Filósofo, Teólogo, y doctor en Física hace una disertación mediante los siguientes conceptos.
Las leyes de la materia tal y como la concibe la ciencia están sujeta a cuatro fuerzas, la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. En este mismo contexto nace el concepto de tiempo, del que hablaremos después. Dicho lo anterior ¿Qué es la poesía? No es materia, ningún proceso físico-químico puede explicar el origen de la poesia, no puede definirse dentro del ámbito de estas leyes, por lo tanto no pertenece a la materia, tampoco ningún proceso físico-químico puede explicar el deseo humano de encontrar verdad, belleza y bien. La realidad no es únicamente materia, existe algo que no se puede medir, y que no le afectan las leyes de la materia, ni del tiempo.
Con estos conceptos se basa la creencia en una actividad que no puede atribuirse a la materia, que no es caduca ni perecedera, como la materia, por ello sostiene que en el ser humano hay una realidad no material, que no se puede ver ni medir.
La importancia de lo inmaterial se hace evidente tras estos párrafos.
Bajo este estado de pensamiento personal se ubica y se afronta el nuevo proyecto, que se presenta como un artefacto, o un objeto Land Art, que acoja un lugar de descanso y de meditación para los peregrinos del camino de Santiago. Se ubica entre los pueblos de Osorno y Melgar de Fernamental en un solar rodeado por arboledas y cerca del canal de la Mancha. Durante su camino, el peregrino busca un objetivo, bajo cualquiera que sea su motivación, puede ser encontrarse a sí mismo, purgar sus pecados o alimentar su alma. Es un viaje mental y espiritual, que nada tiene que ver con lo material.
El camino está repleto de largas caminatas, cansancio, fatigas y dolores, y todo ello es una buena manera de sentir el sufrimiento en el propio cuerpo, y comprobar como la vida, al igual que el sufrimiento, es un mero tránsito.
En este punto del camino, la ideología pesa sobre la manera de abarcar y acercarnos a la solución, que en un primer estadio quiere desarrollarse como una especia de viaje interior del individuo, de modo que el artefacto ha de estar encaminado a ese viaje espiritual, ha de ser una enseñanza de que lo externo se ha de someter a lo interno, y no al revés. El hombre ha de buscar la luz en su interior, y para facilitar ese ejercicio de paz, debemos caer en aislamiento y buscar en nuestros orígenes, cuando no existía la sociedad tal y como la conocemos hoy, olvidando todo lo material y volviendo a las cuevas de donde salimos.
El artefacto tendrá que embeber mentalmente al pasajero, tendrá que ser víctima de un viaje mental y temporal hacia el origen del hombre, cuando vivía con el temor y el desconocimiento, y solo anhelaba la oportunidad de conocer y descubrir.
Capilla de campo en Bruder Klaus de Peter Zumthor.