La arquitectura actual en la que nos encontramos parece inventada de la nada, surgida como surge lo desconocido, como si de una mente extraordinariamente creativa se tratase, sin embargo las lecciones del pasado están arraigadas en nuestro adn, y no podemos despegarnos totalmente de ellas. ¿Es algo malo? no lo creo, uno no puede andar reinventando la arquitectura todos los días, ya hay ideas y soluciones creadas, pero eso no significa que no se puedan avanzar y mejorar. Una de mis reflexiones sobre este pensamiento es que se pueden utilizar recursos antiguos como recursos para innovar, reinterpretar las ideas y plasmarlas en proyectos contemporáneos.
Un ejemplo es el proyecto de Norman Foster para el Museo de Bilbao, recoge la idea de esbeltez de las columnas griegas con esas formas estriadas y las aplica haciendo un halago de reinterpretacion y convirtiéndolo en el símbolo de identidad del nuevo proyecto.
